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| | eo cias »venero como un salvo conducto para el Cielo. Por «tanto rogad á Dios por mí, para que me asista con «su divina gracia y me haga hijo digno del sera- «fin Francisco. Rogad tambien á María Santísima, «á quien he tomado por mi abogada y patrona, «para que con su ayuda pueda lograr mi vocacion. «Y en fin, tio y señor mio, espero en vuestra bon- «dad me tendreis presente en vuestras santas ora- «ciones y sacrificios, que yo prometo, aunque in- «digno, no olvidar jamás tantos beneficios como «tengo recibidos. El Señor os llene de bendiciones, «y remunere con vida eterna tanto como habeis «hecho por mí; y postrándose en tierra, prosiguió «diciendo, y ahora dadme vuestra santa ber > «sacerdotal, y como buen tio, concededme licen- «cia para que vaya en paz á mi destino.» 5. D. Pedro, que ya tenia algunos anteceden- tes de la acertada resolucion de su sobrino, se ale- gró mucho de tan santas inspiraciones; pero no pudo menos de enternecerseal ver á sus piés á un sobrino, que tanto amaba, y levantándole á sus brazos, le estrechó en ellos cariñosamente, y entre lágrimas y ternuras le dijo: «Ya sabeis, hijo, «cuanto os he estimado desde que vinisteis á mi «casa; he cuidado de vuestra educacion, he procu- «rado daros buen ejemplo y una crianza cual con- «viene á vuestro nacimiento. No os lo digo esto. «para el agradecimiento, pues nada he hecho que «no deba, sino para desahogo de nri afecto. Aprue- «bo desde luego y doy por acertada vuestra deter- «minacion de ser capuchino; pero mirad, hijo, que «es un instituto muy perfecto, de grande austeri- li 10 A . ds , Pe %
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