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nn al santo capuchino. Una mujer vecina de Villa- franca se hallaba á los umbrales de la muerte y desauciada de los médicos; al oir la fama de los milagros, se encomendó muy de veras al santo y luego se puso buena (1). 5. Ni faltaron señales prodigiosas y or anuncios de la venida del sagrado cuerpo. La vís- pera de S. Lorenzo, entre siete y ocho de la tarde, estando el cielo nublado y oscuro, se apareció un vistoso globo de luz, á manera de granada, que abriéndose de cuándo en cuándo, despedia unos hermosos rayos sobre el convento, dirigiendo su luz hácia el panteon. Admiradas las religiosas de esta maravilla, que duró mucho tiempo, llamaron al confesor y preguntando, ¿qué significaba aque- lla luz? convino, en que el Señor daba á entender algun prodigio; pero cuál era, no se podia sabersin - revelacion divina. Pero á otro dia, que llegó á aquella misma hora el sagrado cuerpo, conocieron claramente, que el globo de luz quiso significar aquel favor. Quiso tambien el cielo celebrar la lle- gada de aquel santo cuerpo; pues aquella misma noche que llegó, á las doce de la noche, cuando tocaban á maytines las madres, como tienen de costumbre, se tocó por sí misma por mucho tiem- po la campana mayor de la Colegiata, llamando la atencion de todos, y despertando del sueño á los que dormian, alabasen al Criador de todo, celebran- do la venida del santo en aquella hora, en que las religiosas tributaban este obsequio. Estos dos pro- (h Suma fol. 324.

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