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— 414— afirmaba el obispo de Nola, y queda dicho an- tes (1). El candor de aquella alma desnuda de la simulacion, del engaño y de la lisonja, era amable hechizo de quien le trataba, pero supo juntar con esta prenda una razon prudente, política y aun mañosamente advertida; y se pudo decir de este pasmo de la gracia, lo que de Caton se celebraba: Que ni de siete años era niño. ni de setenta viejo. 14. Quedó su venerable cadáver hermosísi- mo, tratable y flexible, desmintiendo en todas sus señales los estragos dolorosos de la muer- te. Las lágrimas, sollozos y sentimientos de sus compañeros y de los que se hallaron presentes, dispertó la atencion de su grande amigo D. Pedro de Toledo; y traspasado de dolor, rompiendo por el concurso, se fué á abrazar con el santo y estuvo un gran rato derramando lágrimas tiernísimas so- bre su bendito rostro. Recuperado un poco, entre las cosas graves, que se le ocurrieron, y son pre- cisas en estos lances, la mayor fué, haber:de dar cuenta al rey, sabiendo el gran sentimiento que habia de causar en Su Magestad esta noticia; pero siendo inexcusable, vistiendo su. semblante de una animosa, aunque aparente valentia, por no contristar mas al rey, se fué á palacio y le dió cuenta á Su Magestad de lo sucedido, usando de aquellas cautelas prudentes que enseña la política cristiana. Fué tal el sentimiento que causó en el corazon amoroso del monarca, quesin poder conte- ner las lágrimas se retiró á su oratorio, donde es- (4) Cap. 4. n. 10.

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