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— 411— «seo se extienda segun mi afecto, no solo á los ' «presentes, sino á todos vuestros sucesores y des- «cendientes. » Y aquí, incorporándose en el le- cho del modo que pudo, y levantando el brazo, formó la señal de la cruz, y bendijo al marqués y á su hijo; y en ellos á toda su descendencia, significando con singular ternura la suprema fe- licidad, que. á todos les deseaba. Levantóse el “marqués, y besando la mano al varon santo, este le echó sus amorosos brazos y estrechándose aque- llos dos amantes corazones, se despidieron entre afectuosas: demostraciones, sin poder articular pa- labra, por las muchas lágrimas que vertian. 12. Salióse llorando el marqués y se retiró á su gabinete, lleno de tristeza y desconsuelo, á conti- nuar su dolor. La familia toda de su excelencia, que á imitacion de su amo, veneraban al varon santo, se juntaron y pidieron al padre Fr. José María les introdujese al cuarto del enfermo, para que les diese la última bendicion: hízolo así, por juzgar acreedora aquella devota familia; y puestos de rodillas, los bendijo el siervo de Dios con la mayor humanidad y cariño. Lo restante de la ma- ñana hasta medio dia, pasó con suma tranquilidad de espíritu, como si estuviera en un profundísimo éxtasis. Poco despues de medio dia pidió á sus compañeros la santa Uncion: y conociendo, era justa la peticion, se la administraron, incorporán- dose para esto en la cama, venciendo la exhorbitan- cia de su fervor, los extremos de su flaqueza. Respondia con mucha devocion á las oraciones y preces de nuestra santa madre la Iglesia. Despues