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A . > A Pa Pi LM == e agrado; y habiéndole tratado su ayo el excelentísi- mo Sr, D. Baltasar de Zúñiga y viendo en él un gran fondo de virtud y un admirable cúmulo de prendas, quedó muy aficionado al varon santo y le visitaba frecuentemente, confesando, que no le trataba vez alguna, que no saliese de su presencia lleno de luz, edificacion y ejemplo. El conde de Malvezi, Milanes, que habia tratado al santo en Italia, se alegró infinito de su venida y le visitaba frecuentemente. 9. Luego que se publicó en Lisboa la llegada de un embajador tan famoso en santidad y milagros, concurria á visitarle en tropel la nobleza del rei- no de Castilla y de Portugal y puestos de rodillas le pedian la bendicion para su consuelo; pero no so- lo la nobleza, sino toda clase de gentes venian atraidos de la fama, atropellándose unos á otros; de suerte que ú la curiosidad ú la veneracion, de- jaban desatendido y aun quejoso el respeto, pade- ciendo la humildad del varon santo, un tormento de honra sucesivo. Pero no solo el estado secular le buscaba y visitaba al beato Lorenzo, sino tam- bien el estado eclesiástico, así regular como secu- lar. Era entonces en Lisboa extraño el hábito ca- puchino y mucho mas el que un pobre religioso tuviese el alto carácter de embajador. Vieron la entrada pública y solemne, sabian el grande apre- cio que hacia el rey; la veneracion con que le tra- taba el marqués de Villafranca y sobre todo la gran fama de santidad que se habia divulgado en toda la córte. Movidos de esto, le buscaban prelados graves de las religiones, prebendados de las igle-

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