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£ — MM hermano el archiduque y la singular prudencia para tratar asuntos árduos, le envió junto con el referido cardenal Dietrinchstein, con todas sus fa- cultades, para tratar con el archiduque. Llegó el varon santo á Zernahin, á donde se hallaba el ar- . chiduque cun sus tropas y fué recibido con la mayor veneracion y respeto, alegrándose mucho el archiduque y todos los generales del ejército de su venida, prometiéndose un buen éxito, como sh- cedió; porque proponiendo al archiduque con aque- Ma eficacia y sabiduria de que el cielo le habia do- tado, las calamidades que traen las guerras, los desórdenes, culpas y escándalos, que son ineyita- bles, la ruina delas ciudades, el padecer de los inocentes, con todos los daños que siguen de azote tan terrible; no fué necesario muchas persuasio- nes para mover al archiduque; pues la reverencia con que le miraba, le obligó dulcemente á poner- se en sus mános, para seguir su dictámen. Acon- sejóle el varon santo, que enviase al emperador algunos sugetos de su confianza, para que en una asamblea se¡tratase en Praga sus pretensiones, pro- metiendo ser su protector con el emperador su hermano. Convino en ello el archiduque y nombró al conde de Stethain con otros señores de Bohemia y entraron en Praga con quince carrozas y gran séquito de criadus. Presentóse el conde en la asamblea y entregó en lengua Bohema las preten- siones del archiduque; y despues pasó á besar la mano al César, y le dijo de palabra la intencion de su hermano; y reflexionando el emperador seria me- jor que este asunto se tratase fuera de la asamblea

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