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e Compelia su concepto humilde con el alto, que de su santidad hacian todos; y cuanto mas le ensal- zaba este, aquel tanto mas le aniquilaba y con- fundia, atribuyendo á Dios con desasimiento los bienes y no que le habian conciliado el aplauso y veneracion. Y para que las acciones, que se veian, fuesen índices de la humildad inte- rior del ánimo, buscaba siempre solícito las oca- siones de mayor desprecio. Pero al paso que huía el vano honor y gloria del mundo, se dignó Dios de honrarle y acreditar su virtud con un insigne prodigio. Habiendo ido en el dia de la Ascension embarcado desde el seminario de S. Márcos al convento de los Capuchinos en compañía de otros, por estar separado dicho convento de la Ciudad, por un gran brazo del mar Adriático, habiendo vi- sitado la iglesia y cumplido con sus devociones, se embarcaron para volver á su colegio; pero como el agua y el aire son dos elementos tan varios, al llegar al canal, sitio temible por las frecuentes - desgracias, se levantó de repente un tan récio temporal, que marineros y pasajeros pensaron todos perecer sin remedio alguno, pues combatida la pequeña embarcacion y casi vencida de las es- pumosas olas, se iba ya á fondo, sin poderlos so- correr de parte alguna. Todo 'era confusion y gri- lería; pero nuestro santo jóven, viendo el peligro tan próximo, lleno de fé, los animó á todos, y sa- cando un 4gnus que traia al pecho; hizo una cruz en el agua con él, y luego de repente cesó toda aquella braveza, quedando el mar en calma, con universal admiracion de todos; y conociendo que GA is A