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as arzobispo de Salisburg (1), principe muy poderoso de Alemania, y el elector duque de Baviera, por haber tomado el arzobispo sin título alguno ciertas salinas y posesiones, que siempre habian sido de los Estados de Baviera, y no podia ceder, porque “aunque eran Estados suyos, pero no tan suyos que pudiese disponer de ellos. El religiosísimo princi- pe se valió de todos aquellos medios que le dictó su prudencia, suplicando al arzobispo, exhortán- dole, aconsejándole y aun amenazándole, antes de llegar á la última razon del derecho, que son las armas. A todo se hizo sordo el arzobispo sin dar vidos á razon alguna. Sentia mucho el duque ver- se obligado á sacar la espada contra un prelado de la Iglesia. Se valió tambien del Nuncio de Su San- tidad, para que le persuadiese la paz, restituyendo lo que habia usurpado; pero en vano, pues á todo - se negaba con la mayor osadía. Viendo tanta obs- tinacion, tomó las armas el duque para marchar al frente de sus tropas, y evitar con su presencia los desórdenes, tan comunes en la milicia; y para esto llevó tambien consigo al beato Lorenzo, que sirvió mucho en esta jornada, para contener la tropa. El de Salisburg estaba tambien prevenido con crecido número de soldados; pero el duque (á quien asistia el derechoy la justicia) como diestro capitan, dió el primer golpe á la mayor fortaleza, para que vencida esta, se allanasen las demás. Asaltó al presidio de Lauflen, fuerte por su situa- cion y numerosa tropa que la: guarnecia; y ha= 1) Tambien se llama Salztburg. 24 de

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