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co ta, que tenia en el Prado á un lado del convento de padres gerónimos, pero por la inmediacion al palacio del Buen Retiro, no se admitió. Lo mismo sucedió con una casa y jardin, que en la calle de Atocha daba D. Fernando Gaytan, caballero ilustre y devotísimo de los capuchinos. Todos estos seño- res, movidos de la devocion al beato Lorenzo y á sus capuchinos, ofrecian liberalmente sus casas, y aun sus bienes y haciendas, para que fundasen en Madrid; cuyo singular beneficio tienen los ca- puchinos escrito, no solo en los anales de la Orden para eterna memoria, sino mucho mas en el afecto para encomendarlos á Dios. Ni tampoco olvidarán lo que muchos años antes debieron al excelentí- simo señor duque de Maqueda, que en el año de 1605, cuando apenas se empezó á tratar de la fundacion, compró un sitio muy ameno á la salida de Leganitos para que allí se fundase. Pero esta gloria la tenia el Señor reservada para otro dueño. 21. El gran duque de Lerma, de quien hemos hablado tantas veces, aficionado al trato del varon santo, con quien comunicaba los asuntos de la embajada y el que antes que viniese á la córte, se habia mostrado contrarioá la pretension deloscapu- chinos, mudando ahora de dictámen y encendido su corazon de una piedad noble, ofreció no solo el si- tio en que está ahora el convento de $. Antonio, que llaman del Prado, sino su mismo palacio, jardines y casa contigua, para que habitasen los religiosos, interin se fabricaba el nuevo convento. Hubo tam- bien alguna dificultad, de parte de los religiosos, por la inmediacion al Palacio del Retiro y paseo