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— 3 — d la Misa, dejaron la iglesia los reyes, mostrando ai A salir de ella el gozo que ocupaba sus reales áni- mos, de haber favorecido á una obra, que espera- h ban habia de ser muy de la gloria de Dios y edifi- cacion de.su córte. Todo el concurso, que era crecidísimo, daba mil vítores, y repetia alegres . bendiciones á tan religiosos y devotos mONATCAS. Quedóse con los capuchinos el Condestable de Castilla, de cuya casa se habia traido abundante - comida para los padres Observantes y Descalzos, - que fueron servidos y agasajados de nuestros re- _ligiosos, como lo pide el vínculo de la hermandad y caridad, que siempre ha reinado en las tres congregaciones. El Condestable comió con los re- ligiosos, como tan amante de ellos, y á su lado puso al siervo de Dios, que mas ocupado en dar gracias al Señor por aquel triunfo, que en la co mida, pasó aquel tiempo con una alegría espiri- tual, contestando á su excelencia, sin faltará la urbanidad, y haciendo su comida como acostum- á - braba, de frutas y ensaladas, aunque con pruden- Eo, te disimulo para no ser conocido. Por la tarde bd concurrió la Capilla Real, para reservar á S, M. con que se dió fin á este dia tan festivo, como de- seado. Pero la reina, que habia celebrado tanto el feliz éxito de la fundacion de los capuchinos, no se contentó con un solo dia de gracias al Todo- poderoso, sino que quiso que se continuase á sus expensas otros dos dias, para dar á entender lo obligada que estaba al Señor, “y la devocion ce de á los capuchinos. ae 20. Retiróse el varon santo 4 su convento de Sen A is >

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