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SS dE á Sus Magestades diez y seis religiosos capuchinos que habian ya venidode los conventos mas cerca- nos y á su frente nuestro insigne beato Lorenzo y cuarenta padres observantes y otros cuarenta pa- dres descalzos, con el corregidor y regidores, en forma de villa. A la puerta de la iglesia, esperaba el Nuncio de Su Santidad. Ocuparon los reyes un dilatado y hermoso balcon que se habia fabricado y adornado para que Sus Magestades viesen la pro- cesion y ceremonia de colocar el estandarte real de la cruz. Empezó la capilla real á cantar el Psal- mo: Zaudate Dominum omnes gentes. Despues el siervo de Dios entonó el 7e-Deum laudamus, y enarbolando os uestros la Cruz, se empezó la procesion con universal gozo de toda la córte que concurrió á este sagrado acto. Se hizo la ceremonia de colocar la Cruz, siendo el beato Lorenzo quien formalizó este acto sagrado y solemne: con qu quedó esta santa provincia fundada sobre tan só- lidos cimientos, disponiendo el Señor, que fuese un tan gran santo el fundamento y piedra angular de este sagrado edificio. Acabado este acto, que duró casi una hora, y habiendo ocupado los reyes su sitial, empezó la Misa, que celebró el Nuncio de Su Santidad, y predicó un breve y elocuente ser- mon el P. Fr. Francisco de Sevilla, varon insigne en virtud y letras, cuya ejemplar vida ocupa el de- bido lugar en los Anales de la Orden (1). Acabada ') Crónica de los capuchinos, tom. 4. lib. 3..cap. 12. Fué el primero, que en España introdujo la costumbre de empezar los sermones con estas palabras: Sea alabado el Santísimo E Sacramento, y la Purísima Concepcion de nuestra Señora. 23

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