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co y volverá por nuestra inocencia. Quedaron los jue- ces admirados y edificados de la modestia y hu- mildad de Fr. Serafin; y resolvieron se hiciese con- sulta á Su Magestad en órden á que no obstante lo que se habia alegado contra los capuchinos po- dia Su Magestad darles licencia para fundar. Aun- que esta determinacion llegó tarde, fuéde mucha satisfaccion para aquel Supremo Senado, haber resuelto lo mismo que tenia ya concedido Su Ma= gestad en el mismo diay acaso á la misma hora. 19. Como fué tan aplaudida y celebrada de to- da la córte la licencia del rey, instaron muchos señores, en que luego se pusiese en ejecucion la + licencia y se tomase la posesion. Y el condestable de Castilla, presidente del consejo de Italia, con otros caballeros de la misma nacion, quisieron que este acto se hiciese en el mismo Hospital de los Italianos y comunicándolo con el beato Lorenzo, dieron parte al rey y á la reina; y sus Magestades, convinieron gustosos en ello y ordenaron que esta funcion sagrada se hiciese con toda solemnidad y aparato real y que fuese el dia de San Diego, 12 de Noviembre del año de 1609. La vispera vino el Nuncio de Su Santidad, acompañado del siervo de * Dios y bendijo con la acostumbrada solemnidad y ceremonias el átrio del hospital, señalando el sitio donde se habia de fijar la cruz. Al dia siguiente (dispuestas todas las cosas y adornada la iglesia - con ricas tapicerías) se tendió la guardia y ocupó aquellos sitios convenientes, para evitar desórde-= nes. Á las nueve y media de la mañana vinieron - los reyes con toda la grandeza y salieron á recibir $ + de, -

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