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o A -— guavemente dispone todas las cosas. Ya tenemos vencidas en un instante cuantas dificultades opu- sola malicia en tantos años. Acabada la audien- E ale y restituido. el siervo de Dios al convento de San Gil y en él al retiro de la oracion, dió fervoro- sas gracias á Dios, por el feliz logro de sus deseos. Pasó luego el rey al cuarto de la reina, y la dijo E como á Fr. Lorenzo habia dado ya licencia para z fundar, cuya noticia celebró mucho Su Magestad. Publicóse en palacio con universal gozo de todos; y aquella misma tarde fueron á ver á la reina la duquesa de Terranova y la de Medina de Rioseco, con otras señoras, para celebrar noticia tan desea- da como apreciable. Publicóse tambien en la cór= te y fué recibida con diferentes aspectos: los ému- los lo sintieron infinito: los afectos lo celebraron hasta lo sumo. Los últimos que lo supieron fueron Fr. Serafin y los suyos; pues como vivian retirados en el Hospital de los Italianos, no pudo 1al ares : pronto noticia tan apreciable; pero vino muy á ] tiempo para consuelo suyo, pues como los contra- rios habian acudido al consejo de Castilla, pidien- do se pusiese perpétuo silencio á la causa de los “capuchinos, en: aquella misma mañana se habia - hecho relacion del pleito, nada conforme 'ni á la caridad, niá la verdad; y habiendo sido citado Fr. Serafin, para que respondiese á los cargos, lleno de sentimiento y lágrimas, al ver tan enormes ca- lumnias, respondió á los señores estas breves y - humildes palabras: Vo me toca satisfacer d lo que se acaba de referir contra mi religion: causa es de nuestro padre San Francisco: el santo la defenderd, j ” ” $ Pr j j e E b l

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