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Pe prendas se habia hecho mucho lugar en la estima- cion de varios señores de la córte; con que luego, que se vió con este encargo, procuró desempeñarle con la mayor eficacia. Trató de hospedarse con los suyos en parte decente y de mas recogimiento y rmanencia. Era deudo suyo el administrador del Hospital de los Italianos, que está en la carrera de S. Gerónimo, y habiendo tratado sobre el asunto, ad- mitióá los capuchinos con singular benevolencia; y este fué el primer hospicio, que sabemos tuvieron los capuchinos y á que viven y vivirán agradeci- dos. No solo era el fin de fundar un convento en la córte, sino que este convento fuese como base y fun- damento de otros muchos, donde se diese á conocer con el ejemplo de los religiosos, aquel primer y di- choso estado, que la religion seráfica tuvo en sus principios, la forma y aspereza de hábito, con que la vistió nuestro seráfico patriarca, la suma pobre za, penitencia, austeridad y mortificacion con que quiso ásus hijos, que fuesen de edificacion y ejem- plo á los fieles y pudiesen así corregir sus costum- bres. Por esto así Fray Serafin, como sus compañe- ros, que se acogieron al Hospital de los Italianos, se dedicaron á una vida verdaderamente seráfi= ca y en contínua y fervorosa oracion procuraron hacerse dignos de conseguir lo que pretendian, para gloria de Dios, lustre de nuestra religion y bien espiritual de las almas. En este tiempo llegó la orden de Su Santidad el Papa Paulo V á su Nuncio, ¡para que se recogiesen los papeles es- critos contra los capuchinos. Este golpe, que de- bia humillar á los fautores, parece les hizo mas