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co los émulos de los capuchinos y de singular con= suelo para sus devotos. Esto y la inculpable y re- ligiosa vida de Fr. Miguel y su compañero, con los buenos ejemplos que habian dejado en la córte, avivó un poco el deseo en algunos bien intencio- nados, de volverá tratar de la fundacion de los ca- puchinos, aunque nada se adelantó en los años de 1606, 1607, hasta el de 1608, en que hallándo- se provincial de Valencia el padre Fr. Serafin de Policio y habiendo venido á visitar las provincias de España nuestro reverendísimo Padre General fray Gerónimo de Castelferreto, convinieron en re- novar las pretensiones, ya casi olvidadas, de la fundacion de Castilla. Vinieron á Madrid con algu- nos religiosos de aquella santa provincia, y entran= do en la córte sin conocimiento alguno, ni saber donde ir á recogerse, pidieron al Señor les prepa- rase algun albergue y luego se encontraron con dos caballeros valencianos, que conociendo á algu: nos religiosos que allí venian, los llevaron á su posada,y en ellas los agasajaron y recibieron con singular cariño y veneracion. - 15. Empezó el General á visitar á algunos seño- res y trató luego de ir al Real Sitio del Escorial, donde se hallaba. la: córte, para besar la manoal rey y ofrecerle su Religion. En los dos primeros dias despues de haber llegado, por ser dias de Pas- cua y estar ocupados en el bautismo del. Infante D, Fernando, no pudo conseguir audiencia; pero la logró al tercero. Ya habia tratado el rey con sus ministros, el honor que queria hacer á este General y á sus sucesores, condecorándole con el supremo E ió ci A quo y v e A á

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