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Ue la voluntad de Dios, en que queria y se compla- cia se pusiese en ejecucion la expulsion de los moriscos y segregar á su pueblo escogido y cris. tiano, del mahometismo. Habiendo manifestado su voluntad santísima á este su grande amigo Lo= renzo y adornado su espíritu de nueva sabiduría, prudencia y fortaleza, bajó este gran profeta del monte santo de la divina contemplacion, para in- timar al rey la determinacion de la voluntad de Dios, que era lo mismo que lo que pretendiaiia E piedad y religion delmonarca, y llegando el sier= vo de Dios á la presencia de Su Magestad, le habló - con su acostumbrada eficacia y le dijo: Za, reli- giosisimo principe y señor, el Altísimo ha puesto d Vuestra Majestad por monarca de tantos reinos cris- tianos y le ha distinguido entre todos los principes de la Iglesia santa con el titulo de católico. Si Vuestra Magestad quiere conservar esta gloria y que convenga el título de católico, con sus vasallos y que sus vasa- llos se unan estrechamente con la corona de Vuestra Magestad, es preciso desterrar de sus reimos tan mala casta de gentes, que nunca son buenos, ni para la religion ni para el Estado y siempre están maqui- nando su ciega libertad. Dios le ha escogido ú Vuestra Magestad para rey de cristianos, no de mahometanos. Ni tema Vuestra Magestad daño ninguno en su reino, sacando esta cizaña morisca de entre el escogido trigo de la Iglesia, dara este d su tiempo fruto mul- tiplicado. Esta es la voluntad de Dios, prat 184 hs indigno si siervo (1). ds k E (1) Parece por estas últimas palabras, que tuvo ralacianl ' sieryo de Dios, acerca de la expulsion de los moriscos.

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