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«o favores; pero lo que sobresalió entre las demás vir- tudes, era una singular prudencia, para tratar ne- gocios árduos, que los procesos de la Beatificacion la graduan por casi divina. A esto se llegaba una presencia grave y magestuosa; una persuasiva suave, pero eficaz; una elocuencia admirable y natural; de suerte que sus palabras parecia tener hechizo para cautivar corazones y mover las mas rebeldes voluntades. Por esto le buscaban los prín- cipes y soberanos en los negocios mas árduos y di- fíciles, hallando siempre el acierto en sus dictá- menes; y noes de admirar, pues le puso Dios en su Iglesia para dirigir empresas árduas y grandes, - Hallábase el beato Lorenzo por los años de 1608 y 1609 Comisario General de las provincias de Ale- mania, en cuyo tiempo (el mas infausto y calami= toso de aquel siglo) tomó tanto vuelo la herejía, que reinos enteros y provincias dilatadísimas se vieron pasar en brevísimo tiempo con admiracion del orbe, de católicas á heréticas, de fieles á infie= les y de sínceros creyentes á pérfidos protestantes. No caben en la pluma los estragos que en Alemania causaba le herejía. Eran ya tantos los príncipes in- ficionados de este fatal contagio, que amenazaba ruina á casi todo el Imperio Romano; por lo que se vió obligado el emperador Rodulfo II, aunque con- tra su voluntad, á permitir la famosa Con fesion Au- gustana, que es lo mismo que libertad de concien- cia, para poder profesar y predicar públicamente la religion protestante. ¡Gran calamidad para la religion católica! 2. En estas circunstancias murió sin sucesion