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NN edificado con su vida inculpable y pc costum- bres. 20. Pero siendo cierto que vela en ano el «ue guarda la ciudad, come dice David (1), si Dios no lo asegura con su asistencia; aun trabajando este bendito jóven con la mayor solicitud para guardar la ciudad de su alma, le parecia, y con razon, que nada de esto vale sin los auxilios y asistencias del Señor: se llegaba á él para ser iluminado, segun el consejo del mismo David (2); y porque las primi- cias de la mañana dedicadas á Dios precontienen en cierto modo los ejercicios de todo el dia, se le- vantaba muy temprano, y se iba á una iglesia, don- de se entregaba dulcemente á la oracion, con el deseo de imitar la vida de los justos y de dirigir á Dios sus acciones, antes de entrar en las tareas del estudio; de tal suerte se dejaba llevar del fer- voroso ímpetu con que su ánimo volaba á la me- moria del cielo, que no podia el demonio abatirle en manera alguna á las cosas de la tierra;- estos primeros años empezó el cielo á derramar favores sobre esta bendita alma, dándola un géne- ro de oracion tan elevada, que bien se conocia lo habia de ser en adelante. Luego que se ponia á orar, hallaba á Dios, sin distraerse, ni vaguear la imaginacion á ningun otro objeto, quedando su interior tan endiosado, que redundaba en su ange- lical rostro, vistiéndole de una especie de luz tan prodigiosa, que ya todos lo notaban; y como lo (1 Psalm. 126. 1. 2) Psalm. 33. 6.