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— 316 — 6. Enlos procesos de Venecia se halla la deposi- cion de un sacerdote secular, en que despues de haber ponderado las grandes virtudes del varon santo, refiere, que hallándose muy enfermo de los piés y con intensísimos dolores por tener los tobj- llos vueltos, solo con ponerle la mano en la cabe- za, quedó sin dolores y con los piés buenos. 7. Hipólita Acuania padeció tan crueles dolo- res en el vientre, que la sacaban fuera de sí, yá veces estaba frenética y sin juicio, y viendo que en lo humano no habia podido conseguir alivio alguno, acudió al divino. Se valió del Guardian de los capuchinos y este mandó á Fr. Lorenzo fuese á visitarla; hízolo el santo y con su bendicion fue- ron cesando los dolores y dentro de pocos dias fué al convento á dar las gracias á su bienhechor por la salud conseguida; pero reincidió á poco tiempo en la misma enfermedad del cuerpo; porque se descuidó mucho del alma; pero abriendo con el reiterado golpe los ojos, y empezando por la verda- dera contricion de sus culpas pasadas la solicita- cion del remedio, le consiguió segunda vez, ayu- dada de los méritos y oraciones del varon santo. 8. Juan Cremasquio, niño de ocho años, tenia en la garganta un bulto tan disforme, que parecia traia un talego pendiente al cuello. Era el niño para sus padres motivo, no solo de compasion y lástima, sino de confusion y vergiienza. Habia ya salido de Milan el varon santo huyendo los con- cursos grandes que le buscaban, y se habia reti- rado al convento de Melañano, pueblo pequeño donde vivia el niño. Oyendo su padre los prodigios

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