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— 305 — 1677 por el M. 1. S. el doctor D. Fernando de Car- badillo y Valcarce, abad de aquella insigne cole- giata y ordinario exento de toda su abadía. Dice asi este testigo (1): «Haber oido á diferentes perso- «nas, que cuando en el siglo el venerable P. Fr. «Lorenzo de Brindis andaba en los ejércitos y ba= «tallas en compañía del Excmo. Sr. D. Pedro de «Toledo, marqués que fué de este Estado y virey «de Milan, le daban las balas en el hábito y caían «en el suelo sin ofenderle; y que en otra ocasion «despues de haber dado una batalla, dicho vene- «rable P. Fr. Lorenzo de Brindis, sacudiendo el . «hábito, cayeron cantidad de balas. Esto es lo que «declara, bajo juramento que tiene hecho.» Hasta aquí este testigo. 17. Con esta derrota se vió el duque obligado á tratar de paces; y mediando el Papa y el rey cris- tianísimo, se hicieron en Asti, bajo ciertas condi= ciones, que en adelante no se guardaron, y volvió la guerra aun con mayor estrago. De cuánto cons suelo fué la asistencia de muestro glorioso héroe para el Excmo. Sr. D. Pedro de Toledo, con los demás generales y aun para todo el ejército, se puede colegir de las deposiciones, que se han refe- rido poco ha, como tambien los prodigios y mila= gros que obró el Señor por él; pues aunque las historias no especifican ninguno en particular, lo dan claramente á entender la gran devocion y ve- neracion de todo el ejército, que este no se mueve sino con prodigios y maravillas y no como quiera, Cerrar 1) Proceso de Villafranca. año de 1677. fol. 3. b. 20