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$ AA pa — 303 — Milan y en las guerras del Piamonte, acompañan- do al excelentísimo señor D. Pedro de Toledo y dice: Que se valió de sus consejos en todas las ocasiones, y dudas en tiempo de paz y de guerra; y añade que á él, como capitan que era de caba- llería, le tocó hacer guardia muchas veces al sier= vo de Dios, acompañándole para que no le quita- sen el hábito. D. Antonio de Quiroga Sutomayor, quinto testigo, vecino tambien de Villafranca, al fólio diez y ocho depone: Que conoció y trató en Lisboa al siervo de Dios, y que oyó decir dá su exce- lencia el señor Marqués de Villafranca, que le habia visto hacer milagros y resucitar muertos, y que en las guerras de Italia contra el Duque de Saboya, alcanzó una insigne victoria por sus oraciones, que- dando en el campo mas de cinco mil enemigos muer- tos (1). Hemos querido poner aquí estas deposicio- nes de sugetos que vieron, conocieron y trataron. al siervo de Dios, y confirman parte de lo que he- mos dicho y diremos en adelante; y volviendo ahora al duque de Saboya, en su retirada iba ta- lando y quemando cuanto podia ser útil al ejército español, así lugares suyos como del Monferrato, quedando la campiña casi desierta. Con ánimo de acercarse nuestro ejércitoá Verceli 4d á San German, plazas considerables del Piamonte, se tomó el ca- mino para ZEstropeana. Hizo alto aquí, y el mar- qués juntó consejo de guerra, á que asistió como siempre el varon santo, y fueron de parecer, que se fuese en seguimiento del duque, para empeñar- 1) Esta victoria será la de las Arertolas, como se dirá ahora.
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