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Se TN juntas que tenia su excelencia con los otros capita- nes y oficiales, y determinaron que se buscase en sus puestos al duque de Saboya y se le presenta- se la batalla y que para esto, se tomase el ca- mino entre Villanora y la Mota. Estuvo atento el marqués á los dictámenes de los generales, y dijo: He oido á los hombres, quiero ahora oir lo que nos dice Dios por Pr. Lorenzo, y le mandó decir su pa- recer. El varon santo lleno de rubor, aunque se excusó, fué preciso hablar, y aprobando el dictá- men de los generales, añadió que se estuviese aquella noche con cautela, porque el duque de Saboya intentaba una sorpresa. Despreciaron mu- chos la propuesta, pareciéndoles imposible, por la mucha distancia que habia al ejército del du- que; pero el marqués que sabia bien su virtud, no. despreció el aviso, y tomando las precauciones necesarias, se pasó la noche sobre las armas. Por la mañana se hizo la señal para la marcha; y sa- liendo el ejército de Candia, al pasar el puente de la Vilata dijo el siervo de Dios al marqués, que caminase con cuidado, porque estaba embuscado el duque con su gente. Mandó hacer alto el mar- -qués, y envió algunas partidas á reconocer el campo; y á dos millas encontraron al duque con su ejército que estaba emboscado; y sin duda hubie- ra habido mucho destrozo en el ejército del rey católico, si no se hubiera descubierto la embosca- da, por el aviso celestial del varon santo; y se su- po despues, que el ánimo del duque habia sido, sorprender al marqués en Candía aquella noche; pero no teniendo tiempo para ello, se habia con- A Y ie e E dass aid

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