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<< gladas las cosas políticas de Milan y sus Estados, pasó sin dilacion á gobernar las militares. Conocia la gran virtud y prudencia del beato Lorenzo y hallándose entonces en Milan, le pidió que le acompañase en esta jornada, para su consuelo y direccion. El varon santo, como vasallo del rey ca- tólico (1), celoso de la honray gloria de Dios, se rindió á sus ruegos, conociendo, que la justicia y la razon militaban bajo de las banderas del marqués á que se añadia, que casi toda la tropa del saboya- na era compuesta de herejes, que habian inficio- nado gran parte del Piamonte y de la Lombardía. 13. Junto ya el ejército del rey católico, com- puesto de españoles, napulitanos y tudescos, toda gente escogida y valerosa, se puso á su frente el marqués D. Pedro de Toledo y con consulta de los generales. determinó, que parte del ejército entra- se enel Monferrato para desalojar al de Saboya de las plazas, que injustamente habia tomado y lo restante fuese á buscar al saboyano en sus Estados para presentarle la batalla y escarmentarle con un golpe de mano. Dirigió el marqués sus marchas há- cia la Mota, en cuyas cercanías se sabia estaba acampado el duque de Saboya con su ejército: de la Mota pasó á Candia, que tomó sin resistencia: aquí hizo alto el ejército del rey católico, para descansar y para dirigir las operaciones sucesivas; juntó el marqués un consejo de guerra, á que con- currió tambien el varon santo, como á las demás Dl) Era el siervo de Dios de Brindis en la Calabria, sujeta al rey de España.

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