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— 296— lan á aquel gran capitan y terror de Marte (1) el Excmo. Sr. D. Pedro de Toledo Osorio, quinto marqués de Villafranca, de génio fuerte y acre; pero propio para humillar el orgullo del saboyano. Llegó á Milan y deseoso de la paz y no derramar sangre humana, le convidó con ella al duque de Saboya y no hallando la disposicion debida, arre= (bb El Excelentísimo Sr. D. Pedro de Toledo Osorio, quinto marqués de Villafranca: segundo duque de Fernandibna: segun- do príncipe de Montalvan. de los consejos de Estado y Guerra, fué capitan general de la escuadra y galeras del Reino de Ná- poles. Sirvio con mucho valor al rey católico el Sr. Felipe H en todas las guerras de su tiempo, particularmente én Flandes, Portugal y sus Islas: en las terceras rindió las del Cuervo, Fa- yal, San Jorge y otras. Fué gobernador de Milan y capitan ge- neral en la guerra contra el duque de Saboya: trabajó mucho en la expulsion de los moriscos, haciendo en todas partes he- chos dignos de eterna memoria, mostrando su valor heredado de la grandeza de sus mayores, Ultimamente le exigió entre to- da la grandeza el Sr, Felipe 1 para embajador á Enrique IV rey de Francia y tratar con él un negocio gravísimo, honrándole el rey con estas espresiones: Vaís á tratar de este negocio, como persona de gran calidad, valor, plática, entendimiento y es- periencia de negocios, celoso del servicio de Dios y del mio etc. Hizo su jornada y tratando un dia con el rey sobre la posesion del Reino de Navarra, dijo que el rey de España se le tenia usurpado; pero que si vivia, le uniria á su corona. Entonces el marqués le dió algunas razones á favor de España; pero el rey ora, 4 le replicó, diciendo: Muy bien habeis dicho, bas- rahora, basteque vaya á ponermesobre Pamplona, enton- $ veremos quién me la defenderá. Al oir esto el marqués se Pp tupd al instante y haciendo una cortesía al rey se ibaá salir muy acelerado. Admirado el rey le detuvo, diciendo: ¿Dónde vais tan deprisa, marqués? Y respondió con aquel valor propio de un noble corazon español: Señor, voy á Pamplona, á esperar á Vuestra Magestad y defenderla. Detúvolo el rey diciendo, que se esperase, que no iba tan deprisa. De este gran- de héroe hacen honorítica mencion todos los historiadores de su tiempo, llenándole de elogios,

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