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AA tanto afligieron á Italia, á España y á Francia, tu- vieron principio el año de 1613 por la muerte del duque de Mántua y Monferrat D. Francisco Gon= zaga. Estaba casado el duque con una hija del de Saboya, y muerto el duque de Mántua, no dejó si= no una hija, que segun las leyes, no podia heredar aquellos Estados, por pedir varon; pero el de Sa- boya, impaciente de que su hija y"nieta, quedasen despojadas de aquellos Estados, intentó hacerse dueño del marquesado de Monferral., alegando ciertos derechos, que todos eran fingidos y sin fundamento. Entróse de repente en el marquesado de Monferrat con tropas, intentando tomará Ca- sal y á Niza, plazas desprevenidas. Alleró este in- opinado movimimiento á todos los príncipes de Ita lia, llevando á mal la determinacion del duque de Saboya, temiendo cada uno lo que por enlace ó ve- cindad le podia tocar, pues del incendio de la guer- ra nada hay seguro. Era entonces gobernador de Milan por el rey católico el marqués de la Hinojo- sa, esforzado capitan, pero inclinado siempre á la paz y viendo que estaba turbada en Italia y pre- viendo de antemano las fatales consecuencias, que habia de traer á toda ella, procuró por todos los - medios posibles y á nombre de su soberano impe- dir estos daños con el duque de Saboya, valiéndo- se ya de ruegos y ya de amenazas: lo mismo hi- cieron otros muchos príncipes de Italia, pero todo en vano; pues haciendo gente el de Saboya y tomando á sueldo tropas francesas, suizas y ho- landesas y las mas de religion protestante, con- tinuaba sus correrías por el Monferrat.