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— 276 — de el varon santo en este caballero, le bendijo como á los otros, y poniéndole la mano en la cabeza, le dijo al oido: Vaya con Dios, y procure ser hombre de bien. Mire que el Señor lo sabe todo, y es quien le ha de juzgar y no los hombres. Quedó el caballero aturdido, y dijo á su amigo: Este padre es un gran santo, pues ha conocido mi interior, y me ha leido en má corazon toda mi conciencia. Pero lo mas admira- ble fué, que despues de haberle puesto su bendita mano en la cabeza, le quedó un ardor tan grande, que se abrasaba vivo: avisóle este fuego el estado de su mala conciencia; y buscando un confesor, se confesó con mucho dolor, y al punto cesó aquel ardor y quedó sin aquella molestia (1)... 16. El P. Fr. Gerónimo de Cremona, Guardian de Milan, viendo la gran multitud de gentes, que le buscaban para su salud y consuelo, causando á los religiosos no poca inquietud, determinó de= cir al siervo de Dios, que mirando por su propia comodidad, podia retirarse á otro convento. Iba el Guardian á la celda del varon santo para decírse- lo. y saliendo al encuentro, le dijo: Ya sé, padre Guardian, 4 lo que venís; y yo pienso lo mismo y lo deseo, mirando por mi quietud ; y ast os suplico es teis con los Padres, y me señalen convento, que yo iré gustoso d cualquiera parte que me envien. Baste de esta materia: pasemos á otra no menos ilustre. A y Pp > b Sum. fol, 212. Ñ

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