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on e pero tendrán presente para templar esta pena, que, si los capuchinos les hemos quitado (permitaseme la frase), un santo, es una justa recompensa; pues tambien los padres conventuales nos han quitado otro no menos ilustre. Todos sabemos que San Jo- sé de Cupertino, que murió con gran fama de san- tidad entre los padres conventuales, fué antes no- vicio capuchino, y aun despues de profeso vivió algunos años entre los referidos padres capuchi- nos, como todo consta de los Bolandos en el dia 18 Setiembre. Váyase, pues, un José de Cupertino por un Lorenzo de Brindis, y quede una y otra congre- gacion muy contenta: aunque la de los capuchi= nos siempre estará muy obligada, y mas agradeci- da, pues desde el principio de su fundacion ha te- nido y tiene sobradísimos motivos para ello. «> 15. Salió, pues, nuestro bendito jóven, dejando entre aquellos padres dividido su corazon en afec tos tiernos. Dirigió sus pasos al puerto, sin entrar - en su casa, huyendo del todo los escollos de la carne. Estaba ya para salir á Venecia una saetia, - yembarcándose en ella, llegó con feliz viaje á su destino, aunque esta fortuna la atribuyeron los : marineros á la virtud del santo jóven, segun refie- - rela historia (1). Apenas desembarcó en la plaza - de San Marcos, se encontró con un gallardo jóven de su edad, á quien preguntó si conocia á D. Pedro Rossi, su tio, y el jóven le respondió que le conocia mecho, pues era su maestro, y á quien debia lo - a Y o ' 3: (1) Fece il suo viaggio con navigazione si prospera, attri- buita de Marinari al merito della sua innocenza gía nota. Ros- Si in vita del ven, Servo de Dio Lorenzo de Brindis, lib.1. cap. 1. A O se a” . 7 . sie > % , ds W : by e ñ y L 28 + q y

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