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a 9. El duque de Mántua Vincencio poseía injus- tamente unos Estados propios de un camarero ó gentil hombre del emperador Rodulfo IM. Le habia pedido el emperador restituyese aquellos Estados, amenazándole con las armas: el duque se excusa- ba, y antes de un rompimiento, envió el emperador al beato Lorenzo, para que le amonestase á la justa restitucion. Obedeció el varon santo; pero no pu- - diendo persuadirle con razones, le aterró con ame- -—nazas, diciéndole que dentro de pocos dias vengaria Dios aquella ofensa y se veria obligado á restituir con no poca amargura suya; y así sucedió, pues á poco de haber dejado la córte el siervo de Dios, se levantó el pueblo en universal sedicion, y el duque tuvo que retirarse á la fortaleza; y conociendo era castigo de Dios, propuso restituir aquellos Estados y cesó aquel trabajo, quedando acreditada la pro- fecía del beato Lorenzo. 10. Noson menos Célebres las profecías de su dichosa muerte. Estando ya en camino el siervo de Dios para venir á España con el carácter de emba- jador por el reino de Nápoles al señor Felipe MIMI, le escribió á su grande amigo y bienhechor el duque de Baviera una carta, en que se despedia de él, y le decia, que aquella jornada era la última de su vida. A sus compañeros claramente les dijo el dia y hora de su muerte, como se dirá en sus propios lugares (1). Preguntándole en una ocasion los reli- giosos de la provincia de Venecia, de la Cual era ' hijo, si habia de morir en ella, respondió: Que se- 1) Cap. 20. n.3. -18
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