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o YO de madre, ya con ruegos, ya con lágrimas, hacién- dole presente el lotal desamparo en que se halla- ba, que por verse libre de este escollo y huir tam- bien los aplausos de las gentes, que cada dia eran mayores, se resolvió volver las espaldas á su casa, ásu patria y á todos los intereses, y retirarse á Venecia con su tio D. Pedro Rossi, de quien he- mos hablado antes (1). - 14. Comunicó esta resolucion con los Padres de aquella gravísima comunidad, y (aunque con uni- versal sentimiento de todos, por ver se les iba un santo), mirando por su bien, la aprobaron; y des- pidiéndose con tiernos abrazos de su maestro y de- más religiosos, les pidió por gran favor tuviesen á bien, que llevase el santo hábito de la religion pa- ra su consuelo: Así lo concedieron, quedando muy desconsolados por su ausencia. Pero antes que nuestro santo jóven salga de la clausura, no puede menos la gratitud de los capuchinos volver los ojos á esta santa casa, reconociendo á sus re igio- sisimos indivíduos por maestros y directores de nuestro santo capuchino, confesando con inmor= tal reconocimiento, que aquí bebió la primera le- che de su virtud y doctrina; aquí echó los altos fundamentos sobre que se habia de levantar poor | pues aquella gran fábrica, que habia de ser asom-= bro de los siglos. Sienten, y con razon, los padres conventuales, que un lan gran santo se les vaya á loscapuchinos, despues de haber vivido tanto tiem- cal po entre ellos. Siéntanlo. pues es mucho de pei ; deE L Hic núm. 4. x á 5 TÍ

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