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— 259— porque el claustro religioso (decia) es el fuerte, en que viven mas seguros de impurezas los cora- zones. Estos mismos contravenenos, que recetaba para los súbditos, aplicaba á su propia UM por lo cual siempre que le era permitido, buscaba los lugares mas solitarios, los mas agenos de toda humana conversacion, en que se elevaba á sí, so- bre sí. Y aun cuando la.gravedad de algunos nego- cios le llevaba á los palacios y casas principales del siglo, sabia en medio de su inquieto tráfico, con- servar solitaria el alma, para que tuviese no dis- tante símil, el milagro de los niños hebreos en el horno de Babilonia. Veía sin mirar, oía sin aten= der las profanas noticias que podian llegar al sen- tido, pero no pasaban al ánimo, cerrándolas las puertas el empleo interior, á que le tenia siempre aplicado. Además de estos eficaces auxilios, pa- ra conservarse en su virginal pureza, tenia la fa- miliaridad de otros dos no menos proporcionados áeste deseo. Era el uno la humilde y profunda desconfianza que tenia de sí; porque aun hallándo- se ya en la porcion última de sus años, y no igno- rando los gloriosos y repetidos triunfos que ha- bia alcanzado de su misma naturaleza, atenta siempre su memoria á las lastimosas caidas de tan- tos ilustres sugetos, á quienes un afecto torpe ha derribado de la mas elevada cumbre de perfeccion, padecia contínuos miedos su voluntad, parecién- dole, como es cierto, que aquellos solamente pue- den llamarse bienaventurados en esta vida, que obran su pe espiritual en el ejercicio de las virtudes, llenos de temor y de sobresalto. Vo te fies

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