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> «caridad, jamás levantaba los.ojos, teniéndolos fi- «jos en la tierra, saliendo á su rostro la vergilenza - «y empacho, como flores hermosas, que produce la $ «castidad. Y casi lo mismo observaba con hom- «brés, aunque fuesen parientes d intimos amigos. «En acciones y palabras se veía claramente la pu- «reza virginal que florecia en su bendita alma. Y «aunque todos creemos, haber sido confirmado en «esta virtud, con todo eso se alejaba de los peli- «gros, huyendo siempre de ellos.» Lo mismo de- - pusieron otros compañeros suyos, Fr. Juan María de Monteforte y Fr. Gerónimo de Casalbono. De suerte, que podemos decir del beato Lorenzo, que el torpe idioma delos deleites de la carne, era en sus oidos no conocido y extranjero, porque ni por las voces conoció á la lascivia, siendo un hombre de tan alto entendimiento y profunda “sabiduría; pero siempre es de admirar la cautela santa con que procedia en materia tan delicada. e 3. Puede traerse por argumento de. su virginal. - pureza, el júbilo y Pa en sí sentia, cuan- do se le ofrecian á los ojos, niños de hasta dos ú tres años: mirábalos como ángeles en humana na- turaleza y tomando de aquí ocasion para infundir en los corazones de sus oyentes el amor á la casti- dad, hablaba de ella divinamente; porque como el bien pide comunicarse y tenia hecho juicio el va- - ron santo, que esta virtud, como propia de los ce- lestiales espíritus, contiene inefable bondad, an- helaba siempre á que todos la participasen, segun era posible al estado de cada uno. En órden á es- lo, empleaba la energía de su elocuencia; cuyas > 17 A $» 5H 4 de Y Es > 2 d á a $ PR a , $ 54 di s e "sí

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