BCCPAM000527-5-29000000000000

— 243— do y encaminando á su adoracion los pastores, se le dieron á conocer por los pobres pañales, en que hallarian mal abrigado su purísimo y deificado cuerpo. Por eso el beato Lorenzo solia llorar cuan- do veía, que algunos religiosos se desdeñaban del hábito vil y grosero, haciendo guerra y contra- diccion á los pañales de Jesucristo. --3. No solo imitaba con guslo el trage de los po- bres; pero frecuentaba sus pobres y humildes ca- sas con mayor consuelo que los palacios de los grandes señores, y así cuando en los viajes, á que el oficio de General le obligaba, se hallaba preci- sado á hacer noche fuera de los conventos, no se encaminaba, pudiendo, hácia las casas de los ri- cos, donde hallase abundante mesa y aseada cama, sino á las pobres chozas de los mendigos, con el fin de participar de su penuria en el sustento y en el descanso. Aquí estaba contento, aquí afable, aquí lleno de espiritual júbilo y gozo, viéndose po- bre entre los pobres y haciéndose mas ilustre la dignidad con el amor del abatimiento. ¡Cosa rara y verdaderamente admirable, unir lo mas alto con lo mas bajo: ser mayor en el efecto y el menor en su propio afecto y estimacion! Este fué el elogio grande, que dió San Bernardo al obispo Gilberto (1): Entre la copia de riquezas (dice el santo) conservaba este gran prelado la pobreza del corazon: cándida azucena entre las espinas. Así Gilberto obispo, y así Lorenzo General. Ya queda dicho en otro lugar (2) con cuánto rigor celaba la pobreza santa en las _ > S. Bernard. in Vit. Gilb. 2 Cap. 41. n.12 y sig.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz