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Ñ ua 5 J " G É E ee AR . 4 O 5 ei E F Pal ; > a É > a A vocion; y cuando caminaba, le rezaba á coros con sus compañeros: y concluido el rosario, cantaba algunos versos devotos, sacados del Petrarca, con que los divertia y aliviaba el peso del camino. Pero notaban, que al decir algunas palabras del 4ve María, se quedaba como extático, sin poder con- cluir la diccion, y esto sucedia las mas veces al decir Madre de Dios. En los viajes que hizo “ya de General, ya de Provincial, de Visitador y Embaja- dor), procuraban los compañeros, que en la celda 6 habitacion preparada para el siervo de Dios, hu- biese alguna imágen 6 cuadro de María Santísima; y luego que entraba y veía á su bendita madre, se postraba á sus piés y la adoraba con la mas pro- funda reverencia; y mostrando una singular ale- gría con su vista, se olvidaba de las fatigas del ca- mino y quedaba con un gran consuelo. 5. Era muy frecuente en el varon santo, cuan- do veia alguna imágen hermosa de la Vírgen, der- ramar tiernas lágrimas de alegría y solia exclamar: ¡Ah señora! ¡ahmadre mia! ¡Dichoso quien te ama! ¡Peliz quien te lleva en su corazon! El dulcísimo nombre de María, que tenia esculpido en su alma, le pronunciaba con tal ternura, que movia á devo- cion á los presentes. El principio de sus sermones eran estas palabras: A labadosea por siempre Jesu- cristo y su purísima madre Marta. La bendicion, que daba siempre á sus religiosos, era: Vos cum prole pia, benedicat virgo María. A los enfermos bendecia con las siguientes palabras: Per sanctum nomen Jesu, el Marie liberet te Deus ab omani infirmi- tate. Cuando escribia á los Cardenales, Prelados de PEA A GA pr.

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