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MV tan encendido é inflamado, que salia mucho humo de la cabeza, como que se abrasaba aquel edificio; y aunque fuese en tiempo de invierno, se vela pre- cisado á estar con la boca abierta, para recibir algun refrigerio á sus ardores. Otras veces queda- ba con un rostro tan bello y agradable, que pare- cia un ángel, y causaba admiracion y edificacion á los religiosos (1). Aunque en lo natural son con- trarios elementos el agua y el fuego, en lo sobre- natural son muy amigos y se origina uno de otro; con que al paso que el corazon del beato Lorenzo ardia algunas veces en incendios amorosos de ca- ridad cuando celebraba, se hacian sus ojos en vtras ocasiones copiosas fuentes, de donde dima- naba tierno y contínuo llanto, de que no era posi- ble templarse, empezando el cánon, hasta que despues de seis ó siete horas se detenia la corrien- te, porque la de la vida no se acabase. Si es algun descanso lorar, segun siente una delicada pluma, con grande abundancia le tuvo este verdadero amante de Dios. Eran dulces y suaves las lágrimas que vertia al modo del efecto en que se abrasaba; y como el corazon se hallaba purificado con ambos elementos, uníase en perfecta disposicion al ama- do. En vez de ruegos ofrecia lágrimas unidas con aquel altísimo sacrificio: el cargo de los lábios se pasaba á los ojos; y siendo mudas, eran mas impetratorias de bienes espirituales las súplicas. 7. Faltan á la verdad, frases á la retórica para dar nombre á estos dos efectos al parecer contra— bl Proc. de Venec. Sum. fol. 62.

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