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— 216— Clemente VIH, y Paulo V, para decir Misa votiva de nuestra Señora todos los dias, aunque el rito fuese doble, excepto las festividades clásicas de Nuestro Señor y algunos santos que fuesen de su devocion. Tambien le concedieron para satisfacer sus fervorosas ansias, (de que estaban los pontífi- ces plenamente informados) el que pudiese empe- zar la Misa á cualquiera hora despues de las doce de la noche (1). 6. Era devotamente veloz en leer, y gravemente expedito en las sagradas ceremonias; pero cuando llegaba al ofertorio ya empezaba á enagenarse y mucho mas cuando llegaba al cánon; pero despues de la consagracion, aquí ya salia enteramente fue- ra de sí, y con la presencia tan inmediata de aquel amoroso fuego, se encendia y abrasaba Lorenzo de suerte, que salia de su cabeza una porcion grande de oloroso humo, que parecia un fragante y pre- cioso ámbar, ó exquisito incienso. Inflamábasele el rostro, titubeando sus acciones y como frenéti- co de amor divino, salia fuera de sí con admira- cion extraña: suspiraba ansioso, al ver que se abrasaba; y en inflamados afectos prorrumpia en estas palabras: ¡Oh! ¡oh Jesús, María! Despues de haber recibido al Señor, se vestia no pocas veces su rostro de un hermoso resplandor, dejándose ver sensible una hoguera esparcida por toda su cara, como que el amor desamparaba entonces al pecho por avecindarse al amado. Algunas veces despues de haber acabado aquel santo sacrificio, quedaba () Sum. fol. 63 y 67.

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