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—= 213— 4. Uno de los compañeros del santo varon de- pone lo siguiente en comprobacion de lo dicho (1): «En los tres años y medio, que he acompañado al «padre Brindis, enfermó muchas veces de la gota, «ya en Venecia, ya en Basano y ya en Milan y en «Génova, y eran tan fuertes los dolores, que le «postraban y no podia moverse, ni tocarle otro sin «un daño gravísimo y con todo siempre decia Misa «y yo ayudaba á llevarle con otros al allar; y em- «pezándose á vestir, se mejoraba y puesto en el «altar, quedaba sano y continuaba la Misa sin do- «lor alguno: y concluida y quitados los ornamen- «tos, quedaba como antes imposibilitado y lleno «de dolores. Esto lo sé y digo, porque lo he visto y «tocado mas de cien veces, como compañero, que «fuí suyo en aquellos últimos tres años y medio y «que le ayudaba á Misa hasta que murió.» Enfermó en Venecia el siervo de Dios tan gravemente, que en pocas horas se cerraron todos los pasos á la espe- ranza: llamaron al médico de la comunidad; y ha- lNándole sin pulsos y con síntomas mortales, no le dió de vida mas que hasta el dia siguiente. Ama- neció con la misma dolencia, y llegada la hora de celebrar, se hizo llevar al altar y estando diciendo Misa, vino el médico á visitar los enfermos y pre- guntando si habia muerto el padre Brindis, le di- jeron, que estaba diciendo Misa: pensaba el médi- co, que se burlaban; y yendo al oratorio, quedó pasmado al verle en el altar, confesando era cosa milagrosa, y mucho mas cuando le vió despues bt Sum. fol. 71.

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