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— 208 — ES 6 esta prision, es necesario que la oracion sea tan fervorosa como contínua. Alude á esto Ricardo Victorino, ponderando esta violencia del amor. «Verdaderamente (dice este místico doctor; (1) «está el ánimo aprisionado, porque de esto solo «se acuerda, ni puede meditar otra cosa. En cua= «lesquiera obras, en cualesquiera palabras, siem- «pre tiene en esto ocupada la parte superior del «entendimiento: empleada la memoria; esto sueña, «si duerme y esto repite cada hora.» 5. En confirmacion de esta doctrina, deponen los testigos en el proceso (2), «que era un hombre «de grande oracion y contemplacion: que en toda «su vida habia sido dedicadísimo á este santo ejer- «cicio, tanto, que pasaba los dias enteros en contí- «nua oracion, en cuyo empleo fué excelentísimo: «que de su boca no se oia otra cosa, que alabar á «Dios ú hablar de Dios, ó por Dios: que cuanto mas «avanzado estaba en la edad, tanto mas era absor= «to en la contemplacion; de modo, que con grande «facilidad se elevaba en Dios, Ú6 por mejor decir, «que siempre estaba unido y trasformado en Dios.» Así hablan los que le trataron y conocieron; y no es de admirar, pues apenas tuvo el varon santo capacidad de discurrir, cuando tuvo gracia de orar y aun tambien de contemplar; pues fué en este noble ejercicio breve y aun imperceptible su noviciado, hallándose maestro, sin haber empeza- do discípulo. Antes de cumplir los trece años en- (L Ric. de Grad. violent. charit. 2) Suma pág. 2392,

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