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—.19 — rústico. Como el varon santo era de un corazon magnánimo y un espíritu gigante, nada le aco- bardaba, para esperar aun en la mayor nece- sidad, arrojándose á Jos mas evidentes peligros, con la seguridad de hallar pronto el remedio en todos. «Estas almas grandes (dice el seráfico Doe- «tor) (1) emprenden cosas sublimes, porque es «grande la esperanza que tienen y por eso alcan- «zan todo lo que desean. Ni han puesto término á «su esperanza y así Dios se complace de propor- «cionar sus beneficios á lo heróico de su confian- «Za, repartiendo entre ellos sus gracias y tesoros, «segun el grado y fervor de su esperanza.» Hasta aqui San Buenaventura, y hasta aquí la pintura breve de esta virtud, remitiendo á los lectoresá otros capítulos (2) de esta historia donde tambien se hallan no pocos ejemplos de esta virtud. CAPÍTULO IX. Caridad del varon santo para con Dios, unida con la oracion. ¿Je Siendo la caridad una elegante y compen- diosa cifra“ de todas las virtudes, lazo hermoso, que las une y rica diadema que las corona, no es extraño, que en este capítulo juntemos la caridad ardiente del varon santo con su elevada oracion, Era su caridad benigna para reducir á los pecado- (1 $. Buenavy. serm. Y. in Cantic. ¡Y Cap. 1.n.6.n.18. cap. 6. n. 5.
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