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e El jóven luego que los vió tan cansados, se llegó á ellos y con mucha afabilidad les dijo si querian beber, y el siervo de Dios, mirándole con rostro alegre y placentero dijo; bendito sea Dios. Sacó el mozo vino muy exquisito y generoso que llevaba en dos toneles ó pipas, y bebiendo el varon santo y sus compañeros, quedaron remediados y fortale- cidos para continuar el camino. Despidióse el jó- ven y de alli á poco, no le volvieroná ver mas, desapareciéndose tambien el carro y los bueyes. Conocieron los compañeros, que en aquello habia habido algun prodigio; y uno de ellos mas curioso de lo que debia, preguntó dos veces al siervo de Dios quién habia sido aquel mancebo; y á la se- gunda respondió: No seas tan curioso: ¿No te dije, que -Dios proveeria? callaron y continuaron el ca- mino. e “Caminando en. 0 ocasion con sus compa- ñeros desde Poliñano á Bari, distancia de veinte y - dos millas, se hallaron muy fatigados y sin provi- sion alguna para comer; afligia la necesidad y cla- mando al varon santo los compañeros, respondió diciendo (1): Vamos hermanos, que Dios proveerá. Continuaron el viaje, y á pocos pasos se apareció un aldeano ó un ángel en su traje, que traia una cesta en la mano y acercándose al siervo de Dios, le saludó cortesmente y sacando pan, vino y hue- vos, comieron todos y el aldeano, en quien advir- tieron los compañeros una conversación mas que humana y un trato muy superior á un hombre Mt Suma pág. 109,

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