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A An RA NR PARÓ > AER AA AAA % ? YA á , m Pe e e de 7 > D O CIAO Pes ET AOS Acad o 4 AN $ % A $, CAPITULO VIII. Esperanza del siervo de Dios. 1. En pluma de San Bernardo (1): Cuanto cree cualquiera, tanto espera: con que si la esperanza de nuestro beato Lorenzo se ha de medir por su fé, habiendo sido esta tan heróica como hemos vis- to, por consiguiente lo ha de ser su esperanza. En cuya suposicion, habiendo tratado con alguna la- titud en el capítulo antecedente de la fé del varon ] santo, nOs vemos excusados deser prolijos en este, | á ligeramente la pluma, refiriendo solo algunos casos, que acrediten su firme esperan- za (2). Hallándose el varon santo Comisario gene- ral en Alemania, caminando con sus compañeros en el mes de Junio por el condado de Tirol hácia la provincia de Balzzano, despues de haber andado dísimos, y lo que más les molestaba era la sed, por ser el tiempo de gran calor, de suerte que ya no podian pasar adelante. Manifestaron los com-- -pañeros al Comisario general su necesidad, y él e A e ER veinte millas, se hallaban los compañeros cansa- : con su acostumbrada frase, dijo: Dios proveerd, y de allí á poco se vió venir por el camino un man- cebo de bello aspecto con un carro de figura ex- traña, no usado ni visto jamás en aquella tierra: - tiraban el carro dos bueyes blancos y hermosos. A 4 (1) Quantum quis credit, tantum esperal. D. Bern. de Pas. cap. 3. (2 Suma. Pág. 106.

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