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a A corazones de los fieles la tierna devocion de María Santísima (máxima infernal y muy comun entre los sectarios); y despues de haber explicado, se- gun los principios comunes y sólidos, la adora- cion y culto que se debe á Dios y á las criaturas, descendió en particular y friamente al culto, que se debe á la Vírgen María, y concluyó proban- do (aunque falsamente), que la devocion de los pa- pistas á la Vírgen, era supersticiosa é idolátrica, pues daban á la criatura el culto privativo del Criador. Trajo para esto el ejemplo del oficio de San Buenaventura, que compuso en forma de Psal- terio para alabar á la Vírgen; con el cual, decia, obsequian los papistas á esta Señora á modo del Psalterio de David, para alabar á Dios; lo cual, de- cia, no se puede negar, que es idolatría. Luego que oyó el varon santo que aquel hereje ponia su sa- crilega boca en el honor de la Vírgen María, prohi- biendo el culto tan debido á esta gran reina, en- cendido en su devocion, determinó predicar contra aquel impío ministro, en defensa de la religion ca- lólica. y culto de María Santísima, su protectora y madre. Preparó los opúsculos del seráfico doctor San Buenaventura; y con estos libros de oro subió al púlpito y arrebatado dulcemente de la devocion á lan gran Señora: despues de haber desatado su bendita lengua en rios de suavidad y dulzura: ddes- pues que con elocuencia mas divina que humana, habló de los dones y gracia de la que es madre de Dios, descubriendo en la pura doctrina de los san- tos padres y doctores, nuevos rumbos para dirigir con seguridad á los fieles en la devocion y culto

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