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s — 180 — la misma Iglesia y los que llamaba vanos y faus- tosos estilos de ella. Íbase comunicando entre al- gunos de los católicos esta maligna peste con gran- de perjuicio de la católica religion y lo mas de- plorable en tan críticas circunstancias era, que temiendo todos los católicos el respeto al elector de Sajonia, que estimaba en mucho á su predican- te y tambien la doctrina, ingénio y astucia del sectario, no habia quien se atreviese á poner en disputa pública contra sus sacrílegos dogmas. 14. Luego que el beato Lorenzo supo esta tan comun cobardía, aunque se reputaba por el mas mínimo de todos los católicos. abrasado su cora- zon en el celo de la fé, como otro David contra Go- liat, determinó salirá pública y campal batalla contra aquel ministro de Satanás, que así maltra- taba á la sacrosanta Romana Iglesia. Comunicó con el Nuncio su intento, quejándose de que se permi- tiese á Policarpo, predicar públicamente la here- jía en un reino católico, donde no se profesaba, ni habia libertad en punto de religion. El Nuncio, que por razones de Estado y evitar mayores incon- venientes, no podia evitarlo, despues de varias re- flexiones, aprobó su intento. Habiendo llegado esta novedad á la noticia comun, muchos de los príncipes católicos y personas principales busca- ron al varon santo v le pidieron con grande instan- cia templase su celo, si no queria incurrir en la indignacion del duque de Sajonia, principe pode- roso de Alemania y que con esta accion se expo- nia á irritar los ánimos de los herejes y excitar de nuevo las disputas antiguas. que fueron tan ruido-

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