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2. dad y defensa de él, que nada mas deseaba que morir por la fé católica, tanto por el interés pro- pio, que en la corona del martirio suponia, como por los espirituales aumentos, que en aquellas pro- vincias esperaba, si regase con su sangre las mie- ses, que habia ya sembrado con su doctrina. ¿Qué se ha conseguido (dice San Agustin) (1) con tan repe- tidas muertes de mártires, sino el que prevalezca la palabra de Dios y dispuesta la tierra con la sangre de los testigos de Cristo, arroje en todas partes el cam- po de la Iglesia renuevos mas felices y mas copiosos? Este afecto y devocion del Duque de Baviera quitó al siervo de Dios la palma del martirio, no pudien- do el tropel de los sectarios defender con la violen- cia que maquinaban, el error á que ninguna ra- zon ayuda. Ultimamente, no pudiendo disuadir al duque de la escolta de soldados que le ofrecia pa- ra su custodia, solo alcanzó, que de cincuenta ca- ballos, que tenia señalados para esta expedicion, fuesen solo veinte y cinco. Nombró el duque para mandar esta pequeña tropa al conde de Vizconli, caballero Milanés, que en cualidad de coronel ser- via en su ejército. Aceptó gustoso el mando y es- cogiendo los soldados mas á propósito para esta apostólica expedicion, con caballos, armas, muni- ciones y bastimenltos para largo tiempo, fué á verse con el varon santo, para tomar sus órdenes, que así se lo mandaba el duque y saber cuándo queria emprender el viaje: quedaron de acuerdo; pero an- les quiso nuestro Lorenzo que los soldados con su bb S. August. in Psalm, 140.
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