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— 163— y libra sus medros, no en quictudes falsas, lantás- bicas y peligrosas, sino en la continuacion de las santas operaciones. En el ejercicio de la virtud in- fusa de la fé tuvo singularísimo privilegio, hallán- dose siempre su entendimiento tan obsequiosa= mente rendido á las verdades católicas, que jamás se le ofreció ni leve sombra que pudiese atrave- sarse á la valentía de sus luces: jamás le acometió el comun enemigo con sugestiones de infidelidad, tentacion, que en el estado de viador suele ser muy molesta y muy frecuente. No es de extrañar, que en esta virtud no tuviese contraste, porque favoreció Dios la firmeza de su fé con altísimas ilustraciones de los mas difícilesy ocultos miste- rios. En el de la Sagrada Eucaristía tuvo su fé un linage de sobrenatural conocimiento, como se verá cuando tratemos de la devocion con que celebra ba en Santo Sacrificio de la Misa. Es, pues, nuestra fé católica un insigne género de humildad; pues asentir á los misterios que ella nos enseña, es cautivar el entendimiento en obsequio de Cristo, cuya gloria oprime al que pretende examinar y entender claramente lo que es superior y mas alto que la humana capacidad. Constará, pues, de lo que en este capítulo se refiere, cuán excelente haya sido en el varon santo la virtud de la fé, há- bito sobrenatural é infundido, que es segun el apostol (1), substancia de los bienes que han de esperarse y argumento de las cosas que no se ven. No se contentó nuestro santo con la posesion' de (Y) Hebr.u. 1. d

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