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— 15 — y que de no hacerlo así, saliese desterrado el arzo- bispo, mandando respondiese de todo á las veinte y Cuatro horas. El astrólogo lleno de júbilo, por lo bien que le habia salido toda su estratagema, se retiró á su casa, poco distante del convento de los capuchinos: pidió de comer muy satisfecho de sí «mismo; y estando á la mesa, sintió un tan fuerte dolor en las entrañas, que fué preciso retirarseá la cama, y de allí á poco reventó, arrojando, como otro Júdas, las entrañas entre sacrílegas maldicio- nes y bajó á su lugar, que es el infierno, verificán= dose en este infeliz hombre, lo que en el pérfido Júdas, segun refieren los hechos Apostólicos (1). Como era tan conocido este desdich: do astrólogo y su muerte fué tan desgraciada y repentina, se supo luego en toda la ciudad con asombro univer- sal. Un pariente de dicho astrólogo sabedor. de to- das sus marañas, y que se habia hallado presente á su desastrada muerte, movido de celestial impul- so, abjuró la herejía y se abrazó con la Religion ca- tólica, en la cual vivió y murió santamente. El emperador lnego que supo la muerte y circunstan- cias de su confidente el astrólogo, revocó el decre- to y quedó con alguna quietud en su ánimo (2). 17. Cuál fuese la paciencia y resignacion del B. Lorenzo en tan terrible y furiosa tempestad, se puede inferir del método de vida que observaba ¿con sus religiosos. Además de los ejercicios acos- tumbrados y de obligacion, como el Oficio divino, ¡1- Crepuit medius, et difusa sunt omnia nisceru ejus; pree- varicatus est ut abiret in locum suum. Act. 1. 18, et 25. 2) Sum. fol. 44 y 90. 7 E.
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