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3 . MA reyes del mundo. Fo Señor (decia) 10 sad obrar, lo que Vuestra Majestad Cesarea me manda, sia obrar contra el diciámen préctico de mi conciencia. Yodhe experimentado que desde que estos padres han venido, hay mucha reforma de costumbres en mi Diócesis: que son unos operarios iufatigables, ayudindome puntua- lisimamente é cumplir con mi pastoral ministerio: gue no ciendo grarosos al público, son utilísimos y prorechsos: su vida es inculpable y ejemplarisima: su celo en la conversion de las almas y reduccion de los herejes es tan notorio, que no hay quien no lo ala- de. Pues ¿cómo quiere E. M. Cesárea, que yo aparte desnis orejas unos operarios tan útiles y aun necesa rias? No quiera el Señor que tal suceda. Al oir esto, , Hi se retiró el emperador mal satisfecho del arzobis- 3 po, y siempre con el mismo intento de expeler á los. capuchinos (10. 1%. Elsiervo de Dios, que sabia cda pe y el peligro grande en que se hallaban los capu- chinos, se mostraba con un ánimo tranquilo y quieto, sin alteración alguna. Padres mios (decia animando á sus religiosos), preparad el ánimo para 0 gufrir ana gran tormenta: Sabed que Lucifer con los suyos se ha conjurado contra nuestra Orden y quiere acabar con ella y destruirla; pero no hay poder con- - tra el poder de Dios, Tengomos paciencia y pidamos al Señor en nuestras oraciones su poderosa asistencia y no temamos das asechantas de Satanás, que Dios está con nosotros. Así consolaba el siervo de Dios á > LL Suma fol. 89.
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