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a ma, Mena de cieno y- de agua, sin poder salir de allí, ni sus compañeros sacarle. No dió muestra alguna de sentimiento y hablando con Dios decia: ¡Oh Señor, seas bendito para siempre! Merecia justisi- mamente haber caido en el lago profundo del infier- no, por tantas culpas como he cometido y solo me dais este corto trabajo. Sea bendita vuestra piedad y mi- sericordia, amen; y hablando en tono misterioso con su compañero Fr. Miguel de Bolonia, le dijo: Pidamos á Dios el remedio de esta necesidad, que el Señor nos sacará de ella. Apartóse un poco Fr. Mi- guel y luego vió venir dos hombres con luces en- cendidas, que traian cordeles y una tabla, con que pudo salir el varon santo, y le acompañaron con las luces hasta Rovigio, donde llegaron cua- tro horas de noche. Este prodigio le atribuyeron los compañeros á la paciencia y humildad del bea- to Lorenzo. Visitando en otra ocasion, siendo Ge- neral, la provincia de Marsella, le dieron en un convento por equivocacion vinagre por vino: co- nociólo el santo General, y se lo bebió sin inmu- tarse, como si fuera un vino generoso. Notaron los compañeros, que no habia echado agua en el vino, “ como acostumbraba siempre (pues nunca bebió vino puro) y examinando el misterio, hallaron que era vinagre sumamente acre, y que conociéndolo el siervo de Dios, quiso bebérselo, sin admitir aquel tal cual alivio, que hubiera tenido con el agua (1). - 6. Sieslaudable y meritoria la paciencia en (1) Suma fol, 272.

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