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o elevado y absorto en su pobre tarima, cuando mas le afligian las penas y dolores. Y solia suce- der, que cuando se hallaba mas postrado, hacia le llevasen al altar para decir Misa; y luego que em- pezaba el Santo Sacrificio, cesaban del todo los dolores hasta que acababa la Misa, que algunas veces duraba doce horas, como veremos despues. 4. De varios modos se muestra la paciencia en- tre los trabajos; ó tolerándolos con un profundo silencio, sin quejarse, 6 quejándose con una su- blime y edificativa paciencia. De un modo y de otro se portaba nuestro pacientísimo Brindis, ya callando, y ya hablando. Vos alegramos en las tri- bulaciones (decia con San Pablo (1) sabiendo, que la tribulacion obra la paciencia, Otras veces decia: Alabado sea mi Dios: alabada sea la Virgen Santí- sima. Bendito sea Dios: bendita sea María Santísi- ma. ¡Oh Reina del cielo ! (exclamaba) ¡ 0h señora, y madre mia! Concededme la gracia de hacerme parti- cipante de vuestras angustias y dolores. Recibid, Señora, esto poco que padezco, para que unido con lo excelso de vuestros méritos, de vuestros dolores y an- gustias, merezca acompañaros al pié de la cruz. Je- sús mio (decia lleno de amor) ¡cuánto padeceis por mi en esa cruz! Sea bendito tu nombre, Padezca yo aun mayores penas : vengan mayores dolores. Esto es poco: esto es poco: vengan, vengan trabajos, vengan tormentos, que esto es nada. Así deseaba padecer el varon santo. Hallábase en Nápoles en cierta oca- sion, siendo General, con acerbísimos dolores de (1) Roman. cap. 15.
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