BCCPAM000527-5-29000000000000

— 137 — copia de humor en extremo grabados y doloridos y sin embargo estaba muchas horas de pié sin dar á conocer en la demostracion mas leve de senti- miento, el grande, que padecia. 3. Cuando la acerbidad de los males le rendia á la cama, buscaba en Jesucristo la paciencia y tolerancia. La meditacion continúa en los dolores del Señor le hacian suaves los suyos. Repeltia mu- chas veces aquellas palabras dulces de San Ber- nardo: Zres para mi, Jesús mio, espejo de padecer y premio de quien padece. Asombraba á los Médicos la constancia del varon Santo pasmaba á todos los que le asistian la dulzura de su trato, sin dar á entender lo mucho que padecia. Pero no es mara- villa, que el siervo de Dios quedase superior á las mayores penas, si las suavizaba con la memoria de aquel Señor, que padeció tanto por nosotros en la cruz afrentosa. Tambien le animaba mucho á padecer y á padecer mucho, el premio que el Se- ñor ofrece á sus fieles imitadores. Este era el con- suelo que el siervo de Dios hallaba en sus dolores y de aquí sacaba aquella grande alegría que baña- ba su rostro y dulzura, que derramaban sus la- bios. Yacia el cuerpo postrado á los golpes de su pesada dolencia; pero el espíritu mas animoso sacaba mayores fuerzas de la flaqueza de la car- ne. Compensaba Dios estas valentías de su ena- morado espíritu con las delicias de su presen- cia en frecuentes éxtasis y deliquios espirituales, derramando en su bendita alma tan abundante llu- via de dulzura, que sacándole fuera de sí, queda- ba insensible á toda pena. No pocas veces le veian

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz