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m Y: ” : e» Mba noticia de la venida del varon santo, ni conocerle, dejaban todos en el campo sus labores, y salian al camino para tocarle el hábito, besarle la mano y recibir su bendicion. A la parte de Levante de la misma Ribera de Génova, yendo á visitar el con- vento de Pontremoli, salió toda la provincia de la Lunegiana á recibirle como á un santo; y querien- do despues embarcarse para el Poniente, fué tanta la multitud de gente que concurrió, que le impedian el paso para la ribera, ni tampoco le permitianem- barcarse, queriendo cada uno besarle la mano y recibir su bendicion. En esta ocasion refieren los anales latinos, que el Señor obró por su siervo Lo- renzo casi infinitos milagros con solo recibir su bendicion. Retiróse en una ocasion á descansar á su provincia; y habiendo entrado de noche en el convento de Venecia para no ser conocido (¡cosa rara!), á otro dia muy temprano acudió grande multitud de gentes, y entre ellos no pocos enfer= mos de varias dolencias, pidiendo á voces la ben- dicion del varon santo. Fué preciso condescender á sus ruegos, y fueron todos consolados, y de los enfermos sanaron de repente un ciego, una niña de pocos años y muchos endemoniados. No pudo ocultarse en Venecia, ni lograr del descanso que deseaba, y «sí fué preciso retirarse á unpre que estaba en desierto. 10. En Mantua tuvo los mismos Concursos; y yendo un dia á visitar al gran duque, fué tanta la multitud de gente que se juntó en las calles, que no siendo posible romper para volverse al conven- to, fué preciso llevarlo en un coche del duque con

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